Los Estados en sus formas de gobierno deben tener en cuenta nuevas formas de reagrupación de los movimientos sociales y su participación en el acontecer político, bajo parámetros culturales y étnicos que conllevan a identificar patrones de índole nacional, regional y por supuesto de exteriorización y fomento global.
Los procesos de red y globalización son multifacéticos porque atraen lo económico, lo político y lo socio-cultural, e interactúan en forma cíclica con alcance nacional o internacional, que someten a prueba las organizaciones y estamentos sociales, políticos, gubernamentales y las bases del ordenamiento que los rige, puesto que por las normas de cada Estado deberán procurar el bienestar de los administrados y no poner en jaque la colectividad o agrupación específica sobre la cual se produce el proceso o actividad eje de intercambio bajo la globalización.
Es así como el tema central del texto versa sobre las identidades colectivas que buscan su equivalencia o influencia en los procesos de globalización, así como una representación amplia y fundamental con los organismos internacionales, movimientos estos, que se expanden notoriamente ya que al enlazarse con movimientos políticos y sociales de alcance universal hacen presión y cohesionan como nuevas formas de convivencia individual y colectiva que se basan en otras palabras en busca de un bien común.
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